jueves, 29 de octubre de 2015

El sutil juego del Ego

Desde que nacemos, llevamos incorporado un "microchip fantasma" que nos hace estar inquietos, intranquilos. Este "silencioso amiguito" lleva agitando nuestras mentes todos los años que hayáis cumplido en el último aniversario... Toda una vida! Eso, a lo que popularmente conocemos como el  Ego, juega más a nuestra contra que a nuestro favor, puesto que frecuentemente, observamos nuestra realidad a través de su prisma oscuro y confuso, y tomamos decisiones bajo sus criterios y, por ende, sus miedos.
Desde una edad temprana empieza tomando el rol de fiel consejero en el guión de nuestras vidas y, con la edad adulta, afianza ese papel convirtiéndose en una especie de celoso guardián que nos tiene encarcelados en una jaula de cristal.
Inocentemente, creemos que todos los susurros que nos lanza nos advierten sobre algún tipo de riesgo innecesario que no deberíamos correr. Pero, a medida que avanzan los años, advertimos que somos nosotros mismos los esclavos de sus principios. Darse cuenta de esta realidad Hiere, como si de una íntima amistad se tratara, pero Libera. Gracias a este eterno compañero de viaje (porque ojo! yo también advierto que seguiremos con él hasta que desaparezcamos), hemos llegado a confundir el término "Prudente" con "Temeroso",  "Humildad" con "Sumisión" y, lo más importante, el "Ser" con el "Aparentar".  En resumidas cuentas, nos hemos convertido en individuos tremendamente individualistas (valga la redundancia) que toman como realidad su "pequeña" realidad y que ignoran que forman parte activa de un Todo, al que no deben temer y al pueden Amar y Perdonar.
Una hermosa forma de traducir estas palabras sería a través de la sabia explicación que comparte con nosotros el monje vietnamita Thich Nhat Hanh.
Despertemos ante la sutil Belleza de la Vida, recuperemos la Inocencia y, ante todo, la Libertad Innata que nos fue otorgada en sus Orígenes para poder así desplegar nuestras Alas y dirigirnos a nuestros Sueños.


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